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22 de enero de 2017

Camino

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¿Cuántas batallas hay que librar hasta librar La Batalla? ¿Cuántos combates hay que tener para alcanzar el centro de la realidad? ¿A cuántos hay que defraudar para ser honesto con uno mismo?
Es invierno, hielo, frío y niebla son compañeros de camino, un camino siempre doble: el camino que se fue ya, hundiéndose hacia el pasado y el camino que se extiende ante nuestros pies, el único posible.
Andadura, paso arrostrado cargando con el equipaje de la vida: sueños, carencias, emociones, vivencias, familias y amigos. Teselas de mosaico en el corazón.
Ir, avanzar con movimiento constante, caminar, tan solo caminar, el camino hace al viajero lo que es, modelando su alma, esculpiendo su rostro, dejando el rastro de cada avatar impreso en su memoria.
Caminar con paso decidido en el comienzo de la marcha, paso raudo y orgulloso para comenzar, paso arrastrado en la antesala de la incertidumbre, paso largo en las jornadas de petulante ligereza, titubeante paso ante el temor de la inseguridad, paso quedo, calmo y sin pretensiones para llegar.
En el camino no hay victoria ni record ni conquista de la felicidad, sólo camino, no hay verdad ni destino ni deber, sólo el acompasado paso del sencillo caminar, humildad del simple paso.
El camino lo es todo si es el camino, andar por él implica privación, sacrificio y constancia sostenidas, pero también fortaleza, convicción y un centro natural.

4 comentarios:

bassho dijo...

Gracias por compartir el camino, aunque yo creo en los pedazos de verdad que encontramos, y en los retazos de destino y de deber. Entiendo también esa humildad del simple paso. Dura esa pregunta de ¿a cuántos hay que defraudar para ser honesto con uno mismo? "Defraudar" es un verbo triste que todos conjugamos varias veces en nuestra vida, amargo, pesado... que seguro el paso del tiempo matiza y transforma.
Por mi parte, hace unos días, escribí este texto que titulé lo mismo que el tuyo.

Camino

Son lazos, cintas, manos,
mariposas, besos…
los que flotan y danzan a mi alrededor.

Si me siento en tu sillón
y dejo que llueva el recuerdo
sobre mí,
apareces leve y enorme,
alegre te deslizas de aquí para allá.

Giros de bálsamo y canción
que escucho agradecido.

Nunca abandonas lo que amas.
Me abrazas en la noche,
y me susurras
palabras de brisa y consuelo,
de bosque, de cielo y nube.

Agua es ahora tu trazo,
tierra amanecida,
viento
expandido
y libre.

bassho dijo...

Gentes

Gentes de lluvia
de viento
de luz
de barro.
Gentes que son nube,
que se aquietan y se hacen aire,
gentes que se extienden al calor
de la vida
y son tierra y estrella

Sirenoide dijo...

En el viaje de la vida nos encontramos con caminos angostos y oscuros, plagados de soledad y de sombras, otros se abren amplios y bellos. Siempre tras cada noche sin luna que nos ilumine, vuelve a salir el sol radiante, tras la niebla y las tormentas, llegan los días más claros y hermosos.
Porque ese el el ciclo,ese el verdadero camino, luz y negrura, sufrimiento y placer, soledad y compañía.

Si no somos honestos con nosotros mismos, ¿cómo serlo con alguien más? La vida fluye y así debe ser, de lo contrario se estanca y pudre. No hay avance sin dolor, no hay evolución sin lucha.
La defensa de la belleza y de la alegría es ardua y costosa pero SIEMPRE merece la pena.
Nuevamente la dualidad del trayecto, el verdadero viaje interior, el camino que nos va haciendo.

Gracias por vuestros textos, maravillosos e inspiradores.

palabrerías dijo...

Un paso y otro y otro,
¿a dónde nos llevan?
el camino se adentra
en la luz que ciega
en la neblina tíbia
en las sombras.

Un paso y otro y otro más,
caminar, sólo caminar,
avanzar en la dirección
querida,
avanzar en la verdad
del sueño.

Avanzar, vencemos por resistencia.