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20 de mayo de 2011

Reflexión

Reflexionar es considerar nueva o detenidamente una cosa, es examinar un sujeto su estado íntimo y sus pensamientos, es pensar sobre algo que se va a hacer o sobre la conducta que se va a seguir.


Pensemos en esta jornada de reflexión, por tanto, qué es lo que vamos a hacer y qué conducta seguiremos una vez encendido el 15M.


Reflexionemos sobre la verdadera realidad de unos partidos políticos representantes de sí mismos y de sus intereses: optar o mantenerse en el poder según sean oposición o gobierno, favorecer a los suyos y a sus amigos.


Reflexionemos a cerca de los bancos; empresas cuyo objetivo único es obtener beneficios permanentemente incrementales. Al servicio de sí mismas que ni prestan crédito a Pymes ni a particulares, ni devuelven tampoco el dinero de un rescate, que les permite mantener sus beneficios millonarios.


Reflexionemos sobre nuestro modelo de vida, sustentado en un imposible.


Reflexionemos sobre el poder, el poder del pueblo dejado en manos de gobiernos dirigidos por poderes económicos privados.


Reflexionemos sobre la democracia, secuestrada por un neoliberalismo que funde los cuatro poderes en uno sólo, el poder del capital y su influencia.


Reflexionemos sobre una clase política, entregada a un endemismo autocrático que la sitúa en las antípodas de la ciudadanía. O peor aún, centrada en favorecer sus intereses privados por encima de todo, por supuesto por encima del bien común.


Reflexionemos pues, en esta jornada para la reflexión cargada de interrogantes, interrogantes puestos de manifiesto no por quienes nos gobiernan, sino por la una ciudadanía responsable e indignada.


A Sol, Yo Voy, voy a reflexionar.

7 de mayo de 2011

Justicia

El beneficio de las compañías y de las marcas lo pagan los ciudadanos-consumidores, este ser-consumidor en que nos hemos transmutado. Pagamos los beneficio y las perdidas: si los bancos conceden créditos basura, los intereses de estos estarán protegidos por ley, pero la basura que queda es para el cliente cuando no puede asumir la hipoteca ni pagar con el bien hipotecado.


Si la central de Fukusimha es rentable y es un centro estratégico de energía, los beneficios son para quién la explota, pero en el “improbable” caso de que explote su reactor las consecuencias son para los ciudadanos, que pagarán con su salud y su desgracia el beneficio ajeno.


Cuando el dictador está en el poder el beneficio se reparte entre él y los suyos, siempre es igual, pero para derrocarlo el pueblo tendrá que pagar con sangre y sufrimiento su caída, igual que pagó su permanencia.


No puedes comprar nada sin pagarlo previamente, pero cuando el objeto se estropea, una vez cumplida la garantía, nadie se responsabilizará de los defectos posibles o programados.


Las grandes compañías que explotan los grandes recursos naturales del planeta, se aprovechan de estos recursos gratuitos que son comunes, pero los problemas derivados de la sobreexplotación los pagamos todos.


Ayer la vida miraba hacia un futuro tan falso como garantizado, mostrando una perspectiva de crecimiento y recursos que tendían a infinito, hoy miramos el presente con temor a un futuro tan cierto como inseguro.