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22 de junio de 2009

Dolor

Volvieron a ladrar los perros de la ira,
y bocanadas de sangre ahogaron vida e inteligencia,
por nada.

Volvió la bomba fácil a segar la bella y costosa vida,
para saciar absurdas locuras que no valen nada.

¿Dónde quedo el hombre?, ¿Dónde lo humano?
¿Quién hizo al pistolero?, ¿Cómo dejóse hacer él?

Un día más el fundamentalismo se cobra un tributo inútil, generando un dolor hueco, un vacío irremplazable.

Dolor, testigo mudo de la sin razón que a quién lo siente, sólo a quién lo siente, le vuelve más humano.

8 de junio de 2009

3.0

En el tránsito de la web 2.0 a la 3.0 nos encaminamos hacia la hiper-participatividad de unos ciudadanos enredados en las redes sociales, en blogs opinantes, como este, en lo juegos online o en multitud de sites que alientan el puro exhibicionismo. Asistimos al incremento exponencial a la exposición pública de lo privado e íntimo, es el apogeo del voyeurismo que surge como muestra de la absoluta banalización de la vida, prueba irrefutable de la permanente necesidad de superconectividad. Auge de mundos virtuales como escapista escaparate de realidad. Adopción total del “Foreverismo”.

Efervescente actividad ligada a una pantalla, que contrasta con la dejación de la ciudadanía en temas cruciales como el recorte de libertades individuales, la conversión de la ciudad en plató de gran hermano con vigilancia intensiva y obsesiva 24 horas, medidas preventivas en aeropuertos, limitación de la presunción de inocencia, cesión de datos privados de manera indiscriminada y sin posibilidad de control, dejación de lo público en manos de políticos corruptos y desfalcadores que siguen contando con los votos de una mayoría, a la que no parece importarle nada ni sus desmanes ni su despotismo...

Pero estos son sólo algunos indicadores. El ser-ciudadano del occidente actual, aunque no está mejor el de oriente, es un ser obnubilado por la tecnología, prisionero de lo accesorio, de lo intrascendente, un ser-ciudadano transformado en ciudadano-consumidor, capaz de agruparse en torno a una o varias redes sociales en las que permanece atento a un creciente número de idioteces; ¡qué hago en este momento!, ¡dónde estoy! o colgado de cualquier desatinada opinión en torno a cualquier cosa. Lo íntimo se subvierte en público y lo escatológico e insustancial en relevante.

El ser 3.0 impelido por la levedad de una recién estrenada neomodernidad, se mece atónito en las modas, adherido a las “redes gregarias” vive absorto en la nadería inconsistente de las tendencias, con la mirada puesta en otro lado mientras tiburones financieros y políticos sin escrúpulos siguen medrando a costa de lo público, mientras el planeta da bocanadas de agotamiento, mientras la superexplotación de recursos nos lleva al abismo, mientras el fundamentalismo se instalada entre nosotros con vocación de quedarse, mientras el valor de lo humano se sirve en el mismo plato que la mediocridad y la basura...

El camino del ciudadano-consumidor está agotado, aunque el no lo sepa. La verdadera transformación 3.0 se producirá cuando florezca un ser-ciudadano consciente de su realidad como individuo y comprometido con una nueva idea de humanidad.