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31 de enero de 2009

Tránsito

Persigo resquicios de realidad, inmerso en desolada fantasía.

Transito por el sendero frío y apartado del camino oficial.

Anhelo llenar de certidumbre la intuición.

Busco la vivencia definitiva de mí mismo.

Y descubro y me contradigo, yerro, caigo y me confundo
perdido sobre el umbral del anhelo.

Es la vida, tránsito supremo por el que avanzo, camino, vagabundeo

22 de enero de 2009

Goyescos

Rostros, veo rostros desfigurados por la normalidad, rostros contraidos, exacerbados, rostros grabados al cincel de su vida interior.

Rostros centrífugos cuya boca, ojos y orejas pugnan por confluir en la epicéntrica nariz. Rostros centrípetos otros, con órganos sensoriales que se alejan sin fundamento entre si, en magnética repulsión.

Rostros turbados o esperpénticos, rostros voraces y epilépticos, rostros que rezuman la voracidad que esconden dentro.

Son caras goyescas, caricaturas oscuras deshumanizantes que afloran desde lo interior, humanidad constriñida, aplastada, anulada por oscuros pensamientos, por turbios sentimientos que modelan el semblante y retuercen gesto y facciones hasta el límite de lo imaginable.

Retratos negros de personajes grises plenos de monstruosa normalidad; torbas miradas, gestos como muecas, sonrisas que son rictus, miradas de fiera.

Figuras intuídas, que ya pintaron Goya, el Bosco o Brueguel. Leviatán que habita entre nosotros rebosante de aparente normalidad, detrás de la que acecha su verdadera naturaleza.

Deformidades que se transparentan desde la profundidad, surgencias del yo más aberrante. Todo dice lo que es, cada ser habla de si mismo con palabras mudas, con signos huecos, con expresiones sordas. Seres de apariencia humana y alma animal buscando el calor de la guarida, la seguridad de la riqueza, la expresión de la opulencia.

Seres que en sus rostros muestran lo que son; especuladores, avaros, latricidas, asesinos, violentos y sepultureros, cobardes, chulos, ventajistas, vividores, usureros.

Caras normales, que cuando relajan la tensión superficial dejan entrever la miseria que llevan dentro.