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24 de diciembre de 2009

Incierto

¿A dónde va el pensamiento cuando cesa?, ¿a dónde el sentimiento al desaparecer?, ¿a dónde emigran la inteligencia, las sensaciones, los anhelos, las ansias, las desdichas y los gozos, cuando se extinguen?, ¿a dónde la amistad cuando se aleja?.

¿Regresará la inteligencia a la inteligencia?. Se sumará, tal vez, el conocimiento al universal conocimiento. ¿Será así como se nutre este?.

Saber quisiera dónde reposa la palabra después de pronunciada, dónde hallarán descanso los deseos, a qué lugar remoto recalarán los sueños, dónde nos encontramos cuando nos perdemos.

Mente partícula y particular mente cargada de particularismos, plena de ocupación, sumida en el movimiento. ¿Qué es la mente universal?

Y la pregunta fundamental; ¿Dónde va la vida cuando se va la vida? ¿Y el alma, y el espíritu?. Y tú, ¿a dónde irás tú?

Regresaremos...

Al lugar del que vinimos,

al comienzo que es el fin,

al fin que es el comienzo,

al lugar que nunca dejamos,

al ser que siempre fuimos.

La vida conspira contra el fundamental caos, y lo traspasa y lo ilumina...

3 de diciembre de 2009

Religión

El hecho religioso surge como respuesta a la necesidad de difusión de una escuela de pensamiento, instalándose como aparato de divulgación de ideas, certezas y visiones proféticas, más o menos filosóficas o místicas de la realidad. Pero esta acción de divulgar, va generando un efecto vulgarizador de los hechos, de los fundamentos relevantes que son objeto de difusión. Las iglesias y los aparatos de la fe, se transforman en departamentos de marketing ecuménicos que diseñan y definen estrategias, difunden y proclaman máximas, lanzan advertencias y amenazas, acuñan símbolos siendo creadores de la iconografía visual corporativa, diseñan marcas en definitiva, con sus planes de fidelización y sus programas de castigo y recompensa. Pero el aparato religioso establecido es ante todo un negocio de poder, un negocio de cifras multimillonarias inspirador de enfrentamientos, instigador de guerras, fuente de diferencias, emblema de separación entre iguales.

El hecho religioso, otrora surgido en un entorno de humildad y casi siempre en precario, se arropa con el tiempo de una poderosa maquinaria de poder barnizada de divinidad, en la que militan los grandes magnates de la fe, los insidiosos doctores de la iglesia, especuladores de conciencias, tendenciosos maestros del dogma, egocéntricos iluminados, toda una caterva de individuos asidos al poder de lo oculto. Oscurantismo exento de toda sabiduría, desprovisto de todo discernimiento, carente de la más sutil de las conciencias, viaje secular hacia la perversión de los principios, alejados hasta el paroxismo de la fuente que lo inspira, origen del vigente y milenario despropósito eclesiástico, igual en el oriente que en el occidente.

26 de noviembre de 2009

Calidad

Bien, calidad, belleza, perfección, divinidad, esplendor, magnificencia, prodigio, maravilla, virtuosismo, excelencia. Vocablos cotidianos, de los que sin embargo, parece haberse escapado su significado para una gran mayoría de ciudadanos que no son, no somos, capaces de diferenciar la excelencia en casi nada, y aquél que más enterado y perfeccionista parece, menos idea suele tener.

La calidad atraviesa horas muy bajas en nuestro amado mundo occidental; el MP3 hace tiempo que suplantó a la alta fidelidad, vídeos caseros compiten con las producciones cinematográficas y publicitarias del momento, el pixel le ha ganado la batalla a la nitidez, la atención y el servicio al cliente están de saldo y el autoservicio hasta en las gasolineras, se ha convertido en norma.

Hace dos años, el concertista Josua Bell, prestigioso violinista norteamericano, bajó al metro de Washington vestido con vaqueros y gorra de béisbol, llevando consigo un violín stradivarius de 1713, con el que comenzó a interpretar música de Bach. Él, que hacía unos días había llenado una sala de conciertos de a 100 euros la entrada, obtenía en este nuevo escenario una lamentable repercusión entre una audiencia anodina, que ni reparó él ni en su música. Posiblemente mientras esto sucedía, miles de conciudadanos nutrían su intelecto con la telebasura que se despacha sin restricciones en cualquier canal de televisión del orbe.

Es posible que estemos en un proceso de declive tan acusado como sociedad, que no somos conscientes de la cantidad tan apabullante de asuntos que han sufrido una merma notable de calidad, asuntos tales como la educación, la política, el aire que respiramos, los alimentos que comemos, el agua, las relaciones humanas, el trabajo, la estabilidad emocional y psicológica del individuo, el amor, la amistad, el tiempo y el espacio, la honestidad, la democracia, lo público, lo privado, el estado del bienestar, los principios éticos, los estéticos, la bondad, lo común, el silencio. Por no hablar del clima, el estado de los océanos, la superficie virgen del planeta, la economía de las familias, la palabra tanto escrita como hablada, el respeto por el otro, aunque tal vez esto último siga así desde antiguo.

Hemos devaluado la calidad por un creciente culto a la mediocridad en simbiosis con un conformismo materialista, o mejor dicho, dormidera del bienestar. La calidad se nos escapa de las manos, la calidad de pensamiento, la calidad de vida, la calidad de lo humano, la calidad humana.

La opinión pública, con más formación e información que nunca, es también la más influenciable, anodina y vulgar de la historia. Esta “opinión” transformada fácilmente en creencia, veredicto o sentencia, determina a menudo la magnitud y la importancia de los acontecimientos, de las ideas y de las gentes. Si unas semanas antes del concierto de Josua Bell, se hubiese anunciado que iba a tocar en el metro gratuitamente, armado con un stradivarius, el colapso de gente hubiese sido monumental. Gente que seguramente ni sabían quién es Josua Bell, ni diferencian al virtuoso violinista de un músico corriente tocando mal una viola barata, habría aplaudido tan “casual evento” hasta hacerse estigmas, y luego lo habría contado, publicado, transferido en directo y hasta inventado. La ocasión desde luego, hubiese bien merecido ser inmortalizada con cuantas fotos y vídeos nebulosos pudieran almacenarse en la exigua memoria de los teléfonos móviles de los presentes, cuyos propietarios, con esa expresión del tonto que mira al dedo..., habrían hecho gala de su habitual gracejo de reporteros urbanos, ante un acontecimiento tan “cool”, como era este.

Y es que cuando el dedo apunta a la luna, ya sabéis lo que el tonto mira...

30 de octubre de 2009

Relatividad

Miramos al cielo nocturno con la mirada escrutiñadora de Galileo o de Copérnico y en el mejor de los casos, y siempre que estemos alejados de los grandes centros de población, vemos miles de luces pugnando por romper un monótono y mono tono lienzo oscuro como el carbón. Es la luz abriéndose tímidamente paso, entre las infinitas tinieblas que todo lo pueblan.

Contemplamos este espectáculo magnífico en el desierto, por ejemplo, dónde una bóveda de estrellas nos aplasta contra una tierra llana como un plato. Miramos hoy hacia cualquier punto lejano del espacio y lo que vemos es ayer, como en una máquina del tiempo. Todo el planeta Tierra gravitando en un entorno de irrealidad ya desaparecido, extraña convivencia de presente y pasado en un solo acto, ayer y hoy en un mismo instante.

Miramos, para ver un universo incomprensible al que nuestra vista humana no alcanza. Miramos, y la luz que vemos es una luz inexistente ya, un reflejo de pasadas epopeyas que insiste en permanecer, que vuelve desde las fronteras de la muerte. Miramos y vemos la oscuridad total, “el vacío”, un vacío sin embargo repleto de materia desconcertante e incierta.

Materia invisible, acontecimientos del pasado que parecen suceder hoy, áurea proporción uniéndolo todo, vida en forma de sutil vibración.

En este universo de incomparables enigmas, donde todo fluye y cambia, todo se expande y se contrae, donde todo avanza y retrocede, donde hasta el pasado convive con el presente. ¿De qué sirve alentar nuestros deseos, qué hacemos con nuestras verdades, qué con nuestras certezas?

24 de octubre de 2009

Peregrinación

Modernas tribus de peregrinos 2.0 reemplazan al arcaizante personaje del medievo, que emprendía peregrinaciones esforzadas y hasta tortuosas, para alcanzar el favor de aquella alejada divinidad.

Son los nuevos romeros en busca de una nueva tierra santa. Tierra prometida a golpe de click, en forma de irrenunciable oferta de temporada. Modernas y acaudaladas hordas han cambiado el fervor beato, abnegado y doliente, por el gusto fácil y simple de hacer turismo.

Cientos, miles de nuevos peregrinos todos a una, como un solo ser, todos distintos aunque iguales, se dan cita en los mismos lugares, en idénticas fechas abarrotando abadías, centros históricos, parajes singulares, ciudades milenarias o pueblos olvidados en el tiempo, con el desparpajo y la naturalidad del que hace la compra en el centro comercial.

Turismo moderno, peregrinaje que transforma aquello de lo que gusta y venera, para despreciarlo luego cuando su propia actividad lo altera.

Modernas multitudes fieles al culto del ocio, inundan lugares sagrados o paganos de sonrosadas pieles envueltas en casual wear. Miradas bizqueantes, que perdidas en diminutas pantallas LCD, intentan registrar en sus cámaras por mirada interpuesta, ese momento del que hay que dar fe, antes de que se aleje definitivamente. Vivir fingido entre miles de seres que se aglutinan en la cola del museo diocesano o frente a la torre de la aquella iglesia, que promete una visión única desde lo alto del campanario.

Historia y cultura mirada más que nunca pero vista como siempre, porque ninguna huida, ni la del moderno peregrino, deja atrás el bagaje personal y colectivo que lleva en la maleta del corazón y de la mente todo individuo; ser-gregario, hombre-masa, civilización-colmena, adocenada y dócil, mientras pueda seguir adquiriendo las modernas indulgencias en forma de vitales experiencias.

Pero como bassho bien nos recuerda: “La vida es un hecho espiritual en donde la base de todo es trascendente” así pues “agarremos lo que los sueños nos susurran y salvémoslos del naufragio de la vigilia”, permítase esta cita, en voz muy baja.

3 de octubre de 2009

Afinidad

Frente a la inabarcable magnitud de la diversidad, el hombre busca su identidad en la similitud, en sus iguales, entre aquellos que ostentan un parecido ideario.Se propicia así la pertenencia al grupo, un grupo que para mantener la cohesión sacraliza ideas, dogmatiza tendencias, fundamentaliza posturas. Es el retorno a la tribu, una nueva tribu que transciende los ancestrales lazos de sangre fortaleciendo los ideológicos, creando enlaces identitarios, incentivando la afinidad de criterios construidos con frecuencia, en torno a alguna quimera.

La búsqueda de la afinidad desemboca, a menudo, en forzada coincidencia que tiende a adormecer e incluso a anular el discernimiento, y sin este, el individuo se transforma en hombre-masa, en individuo-colectivo, en ser-grupo, poco importa que el grupo sea grande o pequeño, porque en sociedades donde la relación se establece “inter pares”, las minorías tienen un amplio espacio de culto y ejercen tanta influencia o más que las mayorías.

Esta surgencia de los micro-colectivos, que pueden llegar a constituir grandes corrientes o incluso imperios, no es patrimonio de lo moderno, sino que su rastro salpica la senda histórica de la existencia humana; movimientos religiosos, iglesias, ideologías, partidos, escuelas encuentran su génesis en una idea semilla, que cobra fuerza y poder a medida que gana adeptos. Es posiblemente un mecanismo que tiene que ver con la necesidad social del ser humano, y con una atávica inseguridad que busca garantizar en lo ajeno, lo que no termina de afirmarse en lo propio. Pero es también y sobre todo, un tremendo y frecuente horror vacui ideológico, un miedo secular al libre pensamiento, una imperiosa necesidad de llenar el vacío de afinidad, de entes en sintonía, de ecos que devuelvan y aporten veracidad a las creencias del individuo.

Se trata de una tendencia a lo gregario que alimenta con gran frecuencia, la aparición de “Burbujas Ideológicas”, son burbujas en tanto que sus recintos identitarios se muestran impermeables a toda influencia externa, haciendo gala de un endemismo ideológico que retroalimenta permanentemente sus creencias y su particular cosmovisión. Es esta una actitud claramente sectaria, que si además se encuentra aderezada de incomprensión o de marginalidad, contribuye a “elevar” la condición de su pensamiento convirtiéndolo en “lucha”. Esta unívoca visión burbuja, con su particularismo visionario, hace posible la sublimación del hecho más disparatado, que rápidamente se transforma en fehaciente prueba demostrartiva de la teoría o sostén del ideario. Cualquier hecho es susceptible de ser filtrado e interpretado en beneficio de esta verdad construida y alimentada dentro de la preciada burbuja ideológica.

Así es como los idearios y las ideologías, que deberían estar al servicio del Hombre, lesclavizan a este y cobran naturaleza de identidad, cuando el ser humano sacraliza y se identifica con una idea paradigmática, poniendo en barbecho el discernimiento. Es un camino directo a la obcecación primero, la imperiosa necesidad de estar en lo cierto después; (necesidad de creer), y desde allí a la negación y descrédito a todo lo que es considerado ajeno su modelo de pensamiento.

La burbuja aporta, con frecuencia, una particularísima mirada sobre un aspecto concreto, se trata de un punto de vista plausible sobre una cierta realidad, que cobra naturaleza de descubrimiento, limitado por el dintorno de la propia burbuja ideológica de la que se alimenta, es un coto de entendimiento, un espacio cerrado en el que frecuentemente se confunde información con conocimiento. La primera consecuencia es la prosperidad de un endemismo que aporta un espacio de tranquilidad al acólito, ofreciéndole explicaciones entendibles, a menudo simplistas o no exentas de cierto populismo. Cabría analizar el auge del freekismo como una posible manifestación de esta tendencia.

El problema de estas burbujas identitarias, surge cuando intentan fomentar el proselitismo, como acto necesario para que el resto de la humanidad entienda, y comparta por tanto, la importancia y la verdad de sus postulados. Este hecho no exento de buenas dosis de arrogancia, disfrazada de interés auténtico por el conjunto de la humanidad, supone un salto cualitativo para la burbuja, que deja de ser un planteamiento privado o personal para saltar a la escena de lo público y común.

No niego la utilidad de estas burbujas en casos extremos en los que el pensamiento y la libertad se encuentran sitiados por totalitarismos o sojuzgados por la fuerza, pero dichas burbujas deben romper sus lindes una vez superada la situación de riesgo. Sólo en condiciones excepcionales puede ser necesario el asilamiento ideológico, como recurso de supervivencia.

Frente a esta permanente búsqueda de la afinidad; de ideas, sexo, tendencias, religión, estilos de vida, moda...., propugno el nomadismo identitario, la eclosión de toda burbuja conceptual como aporte de aire nuevo, el tránsito libre y desapegado a través de ideas, conceptos, opiniones y creencias, la adopción sin complejos de un libre pensamiento para almas y espíritus libres; iguales, parecidas o diferentes pero libres, que no renuncien a encontrar respuestas, pero que entiendan que la Búsqueda no debe estar limitada por nada más que las capacidades del intelecto y del alma de aquél que realmente quiere encontrar.

1 de septiembre de 2009

Aliento

Aire, crisol de alientos, hálito contenido de los seres que son y de los que fueron. Respiración, que en cada inhalación acarreas la expiración de mil alientos.


Mar y río y lluvia, portadores del agua mil veces bebida. Mar de aguas danzarinas que fluyen, se evaporan, siendo agua ahora para ser cuerpo luego.


Tierra, alimento. Carne y sustancia de tantos y tanto seres, los de ahora y los de todo tiempo.


Mente, océano de pensamientos compartidos, entrelazados, participados. Públicos pensamientos que recorren la humanidad entera sin autoría concreta, patrimonio común, mente universal.


¿Quiénes somos? Si, sólo somos cuerpo.

¿Cuál es la diferencia? Si participamos de la misma sustancia

¿Qué nos separa? Cuando nos une la esencia.


Pensamiento, tierra, agua, aliento. Aliento tuyo en mí y el mío en todos. Aliento único fluyendo, recorriéndonos, viviéndonos. Hálito, soplo, respiro, jadeo, inhalación y experimentación del otro. Inspiro y te tomo y te poseo, exhalo y me doy, me entrego.


Respirar nos hace uno, respiración única, único aliento.

1 de agosto de 2009

Rutina

Avanza la luz de amanecida despejando las sombras nocturnas. En el malecón de la vida las olas de la rutina chapotean con cadencioso ritmo una y otra vez, sin ímpetu, sin coraje, pero incansables.

La espuma y la marea cotidianas van dejando su sedimento en los profundos rincones del alma, desgastando el embarcadero de la mente, minando el dique del sentimiento. En el receptáculo del corazón se amontonan impresiones, emociones, recuerdos.

El hombre se va tornando muro y su interior se hace esquivo e impenetrable, reservándose todo el tiempo, guardándose, limitándose. Cierta fotofobia mantiene en la oscuridad un interior oculto incluso a su propia mirada.

Un hombre vive mientras otro subyace, un hombre aparenta mientras que otro anhela, un hombre olvida al tiempo que otro pugna por recordar, uno exige y el otro pide, uno coge siempre mientras que el otro sólo da, uno desconfía y el otro espera. Ambos son el mismo hombre, les separa solamente la barrera de la propia inconsciencia, ese olvido atávico y ancestral que es el olvido de uno mismo.

Pero en cada mañana, en cada tardecer y en cada uno de los instantes de cada día, todo empieza de nuevo; el universo se reinventa en cada ahora, un eterno y generoso comienzo nos ofrece un nuevo génesis a cada paso. La realidad se transformar ante la magia de la consciencia, es el despertar del sueño.

Avanza la luz de mediodía despejando las sombras que habitan en la mente mientras la meditación hace volver una y otra vez el silencio, un silencio tan escapista como reiterada debe ser la voluntad de alcanzarlo. Voluntad del hombre en el filo del presente decidida a recordar, a dejar entrar la luz de un nuevo conocimiento, decidida a volver a empezar porque, la vida es siempre comienzo y la triste rutina tan sólo el barniz de ignorancia de aquél, que cree ya saberlo todo.

20 de julio de 2009

Virtualidad

Viajaba en su viejo barco; un barco, noble, decidido y marinero, pero viejo. Se trata de un navío de otro tiempo, un tiempo cercano pero abismalmente distante. Un tiempo en el que la mar y el navío surcaban juntos la realidad, porque eran parte de lo mismo.

Pero desde el día del gran apagón el mar se transformó y su comportamiento fue haciéndose más y más extraño. El oleaje empezó a tener una monótona cadencia, un ritmo constante, un pulso artificioso. Las olas comenzaron a salpicar con cierto retardo y hasta el tránsito de la luz parecía no alterar la dirección de las sombras. Se trataba de un mar decididamente extraño.

Todos aquellos cambios fueron sucediendo de forma paulatina, pausada, de manera que resultaban inadvertidos para la mayoría, una mayoría siempre narcotizada por la novedad. Pero para el viejo marinero, los cambios en la mar eran significativos, hacía largo tiempo que los había identificado, datado incluso. Sin embargo todo cambió aquella mañana en la que al mirar hacia la amura de babor, percibió cierta sensación de irrealidad; la espuma que se formaba al golpear el agua en la quilla y que recorría las bordas de la nave, tenía algo de pictograma manga y pudo ver con nitidez, como las crestas de aquella espuma imaginaria estaban culminadas por unos inconfundibles cuadradillos pixelados.

Desde aquel día empezó a percibir en todo cuanto miraba, los trazos definidos del dibujo que caracterizan a todo diseño humano, y comprendió con gran asombro, que el mar por el que viajaba, el cielo que le cubría, el horizonte al que se dirigía y hasta su propio barco, todo, era una creación artificial, un mundo de diseño, una realidad virtual en la que la humanidad entera estaba atrapada.

Aquella mirada al mar cambió su vida, fue el comienzo de su despertar.

3 de julio de 2009

Beneficio

Los conceptos cambian casi sin darnos cuenta, mutan, se transforman redefiniendo su significado y generando nuevos ámbitos de realidad en torno suyo.

Del “bien que se hace o se recibe”, definición tradicional de beneficio, hemos pasado al beneficio-ganancia o al beneficio indicador de riqueza: de empresas, de países, de personas.

Es este un cambio sustantivo, pues aquél beneficio que antes estaba en función del “bien”, ahora se sitúa en el entorno del provecho que se saca de algo, de la ganancia obtenida, quedando excluida toda referencia al bien. Nótese el cambio; bien que se da o se recibeprovecho que obtengo u obtiene alguien de algo. Un enfoque este último que implica un arraigado sentido de propiedad de carácter planetario.

Sin embargo, quizás por la brevedad de este proceso de cambio, tal vez porque todo conserva parte de su origen, el caso es que habiendo sufrido una mutación tan perversa, el término beneficio sigue pareciendo o al menos aparentando encerrar, un bien neto e incuestionable.

Asumimos así, apoyado con vehemencia por los divulgadores de los pensamientos únicos, que beneficio es sinónimo de riqueza, pero que pareciera destinada a alcanzar a todo el tejido social o aún más, a la humanidad entera.

Beneficio, concepto metamorfoseado, trasmutado; de paradigma de perfección humana, a máxima del avaro egoísmo postmoderno. Tecnicismo economista que como recién estrenada religión, necesita acuñar términos que apoyen su expansionismo, contribuyendo a divulgarla.

Estamos en la era de un nuevo beneficio, aquel que criba sin piedad los dividendos. Resultado espurio entre gastos e ingresos siempre positivo, gracias a una contabilidad que hace coste cero de todo bien natural, de todo residuo industrial, de todo proceso de fabricación y de diseño que se desvincula contablemente de la responsabilidad de perpetuar la vida en el planeta.

Cualquier educador corregiría al alumno que para hacer un trabajo de clase pretendiera horadar los cimientos del colegio, sin embargo en la edad adulta nadie corrige el sistema de generación de beneficio que atenta contra la supervivencia del propio sistema y contra la vida misma, encubriendo su criminal actividad con términos modificados lingüísticamente y acuñados en el crisol de una nueva mitología.

22 de junio de 2009

Dolor

Volvieron a ladrar los perros de la ira,
y bocanadas de sangre ahogaron vida e inteligencia,
por nada.

Volvió la bomba fácil a segar la bella y costosa vida,
para saciar absurdas locuras que no valen nada.

¿Dónde quedo el hombre?, ¿Dónde lo humano?
¿Quién hizo al pistolero?, ¿Cómo dejóse hacer él?

Un día más el fundamentalismo se cobra un tributo inútil, generando un dolor hueco, un vacío irremplazable.

Dolor, testigo mudo de la sin razón que a quién lo siente, sólo a quién lo siente, le vuelve más humano.

8 de junio de 2009

3.0

En el tránsito de la web 2.0 a la 3.0 nos encaminamos hacia la hiper-participatividad de unos ciudadanos enredados en las redes sociales, en blogs opinantes, como este, en lo juegos online o en multitud de sites que alientan el puro exhibicionismo. Asistimos al incremento exponencial a la exposición pública de lo privado e íntimo, es el apogeo del voyeurismo que surge como muestra de la absoluta banalización de la vida, prueba irrefutable de la permanente necesidad de superconectividad. Auge de mundos virtuales como escapista escaparate de realidad. Adopción total del “Foreverismo”.

Efervescente actividad ligada a una pantalla, que contrasta con la dejación de la ciudadanía en temas cruciales como el recorte de libertades individuales, la conversión de la ciudad en plató de gran hermano con vigilancia intensiva y obsesiva 24 horas, medidas preventivas en aeropuertos, limitación de la presunción de inocencia, cesión de datos privados de manera indiscriminada y sin posibilidad de control, dejación de lo público en manos de políticos corruptos y desfalcadores que siguen contando con los votos de una mayoría, a la que no parece importarle nada ni sus desmanes ni su despotismo...

Pero estos son sólo algunos indicadores. El ser-ciudadano del occidente actual, aunque no está mejor el de oriente, es un ser obnubilado por la tecnología, prisionero de lo accesorio, de lo intrascendente, un ser-ciudadano transformado en ciudadano-consumidor, capaz de agruparse en torno a una o varias redes sociales en las que permanece atento a un creciente número de idioteces; ¡qué hago en este momento!, ¡dónde estoy! o colgado de cualquier desatinada opinión en torno a cualquier cosa. Lo íntimo se subvierte en público y lo escatológico e insustancial en relevante.

El ser 3.0 impelido por la levedad de una recién estrenada neomodernidad, se mece atónito en las modas, adherido a las “redes gregarias” vive absorto en la nadería inconsistente de las tendencias, con la mirada puesta en otro lado mientras tiburones financieros y políticos sin escrúpulos siguen medrando a costa de lo público, mientras el planeta da bocanadas de agotamiento, mientras la superexplotación de recursos nos lleva al abismo, mientras el fundamentalismo se instalada entre nosotros con vocación de quedarse, mientras el valor de lo humano se sirve en el mismo plato que la mediocridad y la basura...

El camino del ciudadano-consumidor está agotado, aunque el no lo sepa. La verdadera transformación 3.0 se producirá cuando florezca un ser-ciudadano consciente de su realidad como individuo y comprometido con una nueva idea de humanidad.

11 de mayo de 2009

Éxito

Movidos por el éxito, inmersos en la bonanza económica, imbuidos por la corriente infinita de la suma permanente. Espacio lleno, repleto, dónde “más” es siempre insuficiente, lugar en el que toda abundancia es escasa, donde la carencia y el vacío se alimentan de consumo. Avance vertiginoso, trepidante. Desprecio por todo cuanto no es rabiosamente nuevo. Yonquis de la moda, adictos a la novedad, enganchados a la última primicia, amantes del estreno, exhibidores del lujo, colgados por aparentar, locos por poseerlo todo y más.

Conocimiento, justicia, economía, tecnología, progreso, bienestar, socialización democrática del éxito. El éxito es meta y coartada de la desmedida ambición, terreno abonado para que la ética, la compasión, el respeto por el otro, la solidaridad, el cuidado de lo común, la belleza, se apaguen ante la tiranía del sentido práctico, eufemismo moderno que enmascara la dictadura del éxito a cualquier precio.

Maquiavélica maquinaria de consumo y producción. Consumir a ritmo creciente es una huída hacia adelante, que deja en su retaguardia tanta basura y destrucción, que ni las altas y bien vigiladas vallas del lujo podrán contener el alud.

Terminología errónea que confunde más con mejor; más dinero, más votos, más patrimonio, más lectores en el blog, más audiencia, más éxito. Cuando “más” lo mide todo, la cantidad acaba sepultando a la calidad y asesinando toda cualidad no adictiva.

25 de marzo de 2009

Memoria

Ayer pasó casi sin dejar huella, tan sólo una leve estela de recuerdo difuminada en el túnel infinito de la memoria, rastro intuido casi hueco, de ayer. De tantos ayeres como en el almacén de la vida caben.

Ayer pasó, y su recuerdo se desdibuja en un mar de sombras, en un espacio de brumas, en una sala de velos. Pero entre esta calima despintada de la memoria, asoman pequeñas esferas de luz cuyos contornos límpidos y definidos guardan en su interior, imágenes perfectamente enfocadas y mucho más vívidas que las contemporáneas impresiones. Son burbujas imborrables, fotogramas completos, que como cronistas de la memoria dan testimonio de retazos precisos de ayer.

Escenas captadas con la cámara de la consciencia, que dejan entrever sencillos, pero imprescindibles, instantes de lucidez.

26 de febrero de 2009

Náufragos

Llegan a las costas de la madurez con desesperación, presos de sí mismos, hombres y mujeres con las ilusiones deshilachadas por las decisiones de su vida.

Sumatorio de pequeñas catástrofes cotidianas, acumuladas en el umbral de un tiempo personal y colectivo, dejaciones de sí mismo sedimentadas durante años de vivir disconforme al propio pensamiento, distancia insalvable de lo bueno ahogado por un infinito afán de prosperar.

Belleza olvidada en el desván de un pragmatismo ultraortodoxo, vida inoculada de ideas de otros, de pensamientos de otros, vida plagada de vidas ajenas, sin rastro de la propia identidad.

Naufragios fraguados en la rutina, inercia de acontecimientos que motivaron la deriva, arribada a las costas del lado oscuro, espacio lleno de objetos, repleto de posesiones, ahíto de ausencias. Ausencias profundas de sí mismo, potencialidad ahogada en toneladas de quieros, en océanos de deseos imposibles, insatisfacción constante que naufraga en el fantasmagórico océano de la ficticia abundancia.

Despertar tardío en brazos de la ausencia, desolada ausencia, permanentemente incompleta, incapaz de ser colmada por lo poseído.

Nada, sensación y declinación de nada. Soledad terrible preñada de vacío, naufragio de todas las vidas persiguiendo una sombra de avaricia acaparadora, pretendiendo la felicidad fingida, demorando siempre la búsqueda de la esencia en pos de una quimera, constatación de vacío, desierto, nada.

Cumpleaños

Palabrerías ha cumplido 3 años, en la red. ¡Felicidades!

9 de febrero de 2009

Divulgación

Hablaba la ministra de ciencia e investigación recientemente, de la multimillonaria cifra que su gabinete iba a destinar a la divulgación científica. Y no pude por menos que pensar, si semejante cantidad de dinero no estaba mejor invertida en la investigación propiamente dicha, algo de lo que tan escasos andamos. Claro que investigar es una labor demasiado callada y oculta, sobre todo comparándola con la divulgación.

Hay algo decididamente perverso en este quehacer político, que insulta con reiterada frecuencia a la inteligencia y al bolsillo de los ciudadanos.

También pensé lo sobrevalorada que está la divulgación, porque si se analiza vemos, por ejemplo, como la divulgación de la espiritualidad muta rápidamente en religión. Los católicos sin ir más lejos, divulgaron la palabra de Dios y les salió la iglesia. Divulgas una amenaza y se convierte en puro terror. Divulgas una sospecha y se criminaliza a cualquiera. Divulgas la duda y el mundo padece de incertidumbre. Divulgas un lugar paradisiaco y se convierte en centro turístico. Divulgas un pensamiento y se banaliza. Divulgas el arte y se vulgariza. Divulgas la fe y se fundamentaliza. Divulgas el amor por tu tierra y surge un nacionalismo. Divulgas el conocimiento científico y el resultado es un simplismo intelectual que cala en la sociedad entera. Divulgas lo que tienes y germina la envidia. Divulgas una experiencia única y se masifica. Divulgas la verdad y mientes. Divulgas una mentira, y prospera, y crece y termina pareciendo verdad. Divulgas los derechos y surgen las exigencias. Divulgas el odio y crece rápidamente. Divulgas la identidad de un enemigo y nace el rencor y la inquina a todo un pueblo. Divulgas tu fortaleza y florece el temor. Divulgas tu debilidad y alguien se aprovecha. Divulgas una posibilidad y asoma una certeza. Divulgas una teoría y obtienes una verdad inapelable.

¿Será, tal vez, que divulgar es precisamente lo que el término indica; decir vulgar, es decir, vulgarizar aquello que es dicho?

31 de enero de 2009

Tránsito

Persigo resquicios de realidad, inmerso en desolada fantasía.

Transito por el sendero frío y apartado del camino oficial.

Anhelo llenar de certidumbre la intuición.

Busco la vivencia definitiva de mí mismo.

Y descubro y me contradigo, yerro, caigo y me confundo
perdido sobre el umbral del anhelo.

Es la vida, tránsito supremo por el que avanzo, camino, vagabundeo

22 de enero de 2009

Goyescos

Rostros, veo rostros desfigurados por la normalidad, rostros contraidos, exacerbados, rostros grabados al cincel de su vida interior.

Rostros centrífugos cuya boca, ojos y orejas pugnan por confluir en la epicéntrica nariz. Rostros centrípetos otros, con órganos sensoriales que se alejan sin fundamento entre si, en magnética repulsión.

Rostros turbados o esperpénticos, rostros voraces y epilépticos, rostros que rezuman la voracidad que esconden dentro.

Son caras goyescas, caricaturas oscuras deshumanizantes que afloran desde lo interior, humanidad constriñida, aplastada, anulada por oscuros pensamientos, por turbios sentimientos que modelan el semblante y retuercen gesto y facciones hasta el límite de lo imaginable.

Retratos negros de personajes grises plenos de monstruosa normalidad; torbas miradas, gestos como muecas, sonrisas que son rictus, miradas de fiera.

Figuras intuídas, que ya pintaron Goya, el Bosco o Brueguel. Leviatán que habita entre nosotros rebosante de aparente normalidad, detrás de la que acecha su verdadera naturaleza.

Deformidades que se transparentan desde la profundidad, surgencias del yo más aberrante. Todo dice lo que es, cada ser habla de si mismo con palabras mudas, con signos huecos, con expresiones sordas. Seres de apariencia humana y alma animal buscando el calor de la guarida, la seguridad de la riqueza, la expresión de la opulencia.

Seres que en sus rostros muestran lo que son; especuladores, avaros, latricidas, asesinos, violentos y sepultureros, cobardes, chulos, ventajistas, vividores, usureros.

Caras normales, que cuando relajan la tensión superficial dejan entrever la miseria que llevan dentro.