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26 de diciembre de 2008

Vida ejemplar

Era el mejor cliente del restaurante, todos le apreciaban, desde el dueño hasta el joven camarero recién llegado. No podía ser de otra manera, las abultadas facturas de sus frecuentes cenas y las generosas propinas tenían un efecto muy persuasivo sobre la opinión de aquel notable personaje.

Era habitual de los martes, justo el día que menos gente acudía al restaurante. Una rancia elegancia se ocultaba detrás del barniz de opulencia que desplegaba a su paso; trajes caros, zapatos de marca, relojes caros, vehículos caros, rubias carísimas. La escolta de gorilas que le acompañaba a todas partes y que no pasaba desapercibida, era a veces confundida con los acompañantes a los que invitaba a cenar en innumerables ocasiones. Siempre venía acompañado.

Su mirada insidiosa casi lasciva, estaba en perfecta armonía con sus manos. Unas manos rechonchas de dedos cortos, nacarados y coniformes, eran unas manos que parecían querer palparlo todo, como su mirada, que simulaba acariciar con impúdica delectación cada superficie sobre la que se posaba.

Su riqueza era objeto de admiración y de culto, una riqueza ostentosa, insultante, que hacía patrimonio privado de todo espacio común.

Lo curioso era que él, en sí mismo, era un ser... diríamos repugnante, un ser viscoso, grasiento, de cuerpo redondeado y breve envuelto en una sudoración permanente, con una voz aflautada rayana con lo ridículo. Corto de entendimiento, sin cultura ni formación académica alguna, era un ser hecho a sí mismo, lo que explicaba el resultado.

Pero a los empleados y al dueño del restaurante todo esto les traía sin cuidado, el maná que prodigaba por donde iba era suficiente razón de peso para considerarlo un ciudadano “de primera”, sus vecinos así lo consideraban también, y el propio ayuntamiento, que le concedió el título de hijo predilecto de la ciudad hacía unos años.

Casa, coches, hijos estudiando en los mejores colegios y universidades, donativos de seis cifras a causas sociales... Todo en Don Mariano le hacía ser miembro significado de una élite ejemplar e incontestable, tan incontestable que nunca nadie le pidió explicaciones sobre el carácter de sus negocios, nadie pidió el pedigrí de su espectacular bonanza económica, nadie quiso saber, nadie quiso mirar, averiguar. Qué interés podía tener saber que su riqueza, como tantas, era simple flor que no fruto, flor cuyo perfume enmascaraba la verdadera naturaleza de tanta opulencia; sustentada en la extorsión, en la especulación con bienes públicos, en el tráfico de seres humanos, en la compra de voluntades, en la instigación de la prevaricación...

Una vida plagada de glorias públicas sustentada en terribles miserias humanas y morales, como las que últimamente brotan a la luz de los escándalos financieros y económicos sin que pase casi nada, sin que la mayor parte de estos terroristas cotidianos sientan la más mínima incomodidad por el modelo que prodigan y exportan, sin que como sociedad nos hundamos en una profunda reflexión que cuestione el subsuelo del que se nutren nuestro bellos jardines plagados de aromáticas flores, cuyas raíces beben del más nauseabundo de los almizcles...

2 de diciembre de 2008

Nuevo

Nada es igual a nada, ni un solo instante se parece a otro, todo transcurre, sucede deslizándose a veces en aparente calma para transformarse súbitamente y recomenzar de nuevo, o continuar incluso en esa permanente transformación. Nada es igual a nada; ni un momento, ni un amigo, ni un anhelo, ni un amor, ni un ideal, ni tan siquiera una palabra es igual a otra, incluso aquellas que se escriben igual son diferentes, aun pronunciándose similar difieren.

El universo Es en cada instante nuevo, recién estrenado a cada momento, inaugurado constantemente, reinventado, reescrito, recreado, nuevo, distinto y desigual. Eco de pluralidad, multitud unida a ti, que encuentra su expresión en cada mirada.