Páginas

Buscar este blog

30 de junio de 2006

Un gesto sencillo

Un gesto sencillo; abrir un tarro para untar la mermelada, mermelada que sacamos de un frigorífico repleto de vituallas, abastecido de manera permanente y estable con la energía eléctrica, generada en la central hidroeléctrica situada justo en el mismo lugar donde se crían las castañas con las que se ha elaborado la mermelada. Castañas, que son fuente de riqueza en una comarca donde aún se vive de una economía agrícola, gracias a la demanda de las grandes urbes como en la que nosotros habitamos. Abrimos por fin el tarro y extraemos del cajón de la cocina de Ikea, un cuchillo de acero, no de los de cortar carne, tampoco una paleta de pescado y menos aún un cuchillo de pan. No, es como nuestro gesto, un sencillo cuchillo de la cubertería de diario de nuestra casa; situada en una zona residencial de la ciudad, desde la que en día claros, cada vez son menos, se vislumbra las montañas en lontananza. Untamos cuidadosamente la mermelada sobre la rebanada de pan de molde, sin corteza claro, que por ser la última del paquete, nos obliga a tirar al cubo de basura, selectiva, las dos bolsas de plástico degradable, dos, en las que viene envuelto el pan. Degradable que no reciclable, porque sino tendría que ir a parar al otro cubo en el que depositamos este tipo de basura. Perfecto, nuestra rebanada está untada, ahora nos queda eliminar el pequeño sobrante de mermelada que ha quedado en la superficie del cuchillo, levantamos una pequeña y suave palanca que libera el flujo de agua corriente que a través de un complejo sistemas de tuberías y estaciones de bombeo llega hasta nuestro casa y por fin podemos comernos la rebanada, ligera en calorías y rica en isoflabonas, que además de limpiarnos a conciencia el píloro, contribuyen a mejorar notablemente el colesterol de nuestro atiborrado cuerpo.

Un gesto sencillo, tan sencillo como nuestra sencilla vida de ricos, en la que hasta el más simple de nuestros actos mueve montañas de recursos. Actos corrientes, habituales, cotidianos, sima insalvable de diferencia de una humanidad en la que la división norte-sur se expresa en un sencillo y cotidiano gesto.

21 de junio de 2006

Miradas

Camino descalzo para poder sentir la tierra bajo mis pies y me desprecian por mi pobreza.
No saco partido de mi ventaja y me llaman idiota.
Miro a la vida y al futuro con anhelo y piensan que soy un ingenuo.
Sigo el rastro de la utopía y me tachan de loco.
Hago de la honestidad baluarte y me condenan al ostracismo.
Mido las cosas por su valor y me preguntan por lo que cuestan.
Defiendo con vehemencia la libertad y la contraatacan con el miedo.
Practico la humildad y dicen que no soy nadie.
Ideas, sueños pasan a mi través, ideas y sueños propiedad del mundo, de esta mente universal que a todos nos engloba y enfrente siempre encontramos a alguien empeñado en ponerles dueño y en cobrarnos derechos.
¿Dónde estamos?, ¿Dónde estás?, ¿Dónde estoy?. Ubicados en los arrabales de un mundo desubicado, un mundo tamizado por prismas preestablecidos, através de los que miramos la vida, sin ver. Universos cristalizados en la forma de las cosas, cuyo interior, cuyo fondo, permanece oculto en las profundidades.

15 de junio de 2006

Alma de blog

No deja de sorprenderme que otro, que no sea yo, detenga su mirada un instante y lea estas líneas y en anónima relación regale un comentario, una percepción, regale su interés.

Curiosa ciber-coincidencia entre aparentes desconocidos, bonito regalo...alma de blog.

Vacío

Miedo al vacío, horror vacui, temerosos de la página en blanco llenamos el espacio para ahorrarnos el vértigo que produce mirar de frente a la esencia de las cosas, dejamos que el aire se pueble de sonidos para evitar ese incierto silencio.

Espacios llenos, ciudades abarrotadas, perfiles costeros alicatados hasta la orilla del agua, carreteras, calles llenas. Espacio repleto de sonidos, delirante pasión por el ruido; indecente, cotidiano, permanente ruido.

Mundos llenos, saturados, plaga humana que amenaza su propia existencia con el exceso, con esa obscena abundancia llena de pobreza, repleta de carencias.

5 de junio de 2006

Objeto de incultos

Existe un nuevo culto, una nueva religión no escrita, no basada en textos sagrados ni en santas revelaciones. Una fe que no se apoya en los preceptos habituales de toda religión, exenta de filosofía en la que sustentarse y plagada de dogmas.

Es un nuevo movimiento inspirado la obviedad; basado en la opulencia, la fama, el poder. Es el culto al éxito, la adoración del lujo como expresión rotunda y manifestación evidente de ese mismo éxito.

Este nuevo movimiento aunque joven en apariencia, es tan antiguo como el hombre, pero es en estos tiempos donde cobra un brillo nuevo, porque el lujo, el éxito, han tomado ahora el disfraz de alcanzables para una gran mayoría y es ahora cuando empieza a dar señales evidentes de fundamentalismo..., otro mas.

Fundamentalismo por lo sectario, por lo excluyente de su credo, por lo que supone de fe ciega en un sólo y soberano principio que establece una frontera entre sus fieles; aquellos que han alcanzado la gloria del éxito y el resto de parias alejados de tan selecto círculo.

A este club privado, se llega por múltiples vías, pues esta religión tiene muchas y amplias formas de vida; se accede por influencia, por capacidad de extorsión, practicando delitos relevantes, por blasfemar y criticar más que el resto, por prostituirse públicamente, por condición social o familiar, por escándalos, por salir en televisión, porque hablen de ti, por el coche que llevas, por la chica o chico que te acompaña, por estar invitado a determinadas fiestas, por tener dinero sin importar su procedencia, por vivir en algunos lugares de referencia, por ser complaciente con tus superiores, por arrimarse al buen árbol, por lo que pone en tu tarjeta de visita, por ir con quien vas. Un credo simple en definitiva y de raíces puramente osmóticas.